28 de septiembre de 2011
Extraviado me tienes, princesa,
entre los verdes pliegues del anhelo.
Ando perdido de amor el sendero
que conduce hasta los pliegues
de esa boca tuya por la que celo
ya a la luz que te rodea
ya a la sombra que tu talle acaricia.
Y así, dando tumbos en tu pecho,
mi corazón palpita
suplicando tu atención a mi desvelo.
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