PRELUDIO No. 4

(A Carlos Fuentes, a un día de su fallecimiento.)
(Poema incluido en mi poemario "Pasionaria" en preparación.)
16 de mayo de 2012

He de romper el silencio
un instante
un instante nada más,
para traer a la memoria
la melodía que te transporta, madre,
la nostalgia
por la muerte de Artemio Cruz,
la salvaje  melancolía azul
en la mirada del Gringo viejo.

Recuerdas esas tardes,
tú sentada en la habitación
esa del piso superior,
la de siempre,
la misma donde el sofá es ocupado ahora
por la huella de tu ausencia,
atenta al melodrama de la telenovela
mientras yo, si no estaba en el estudio,
tocaba en la sala al  piano el preludio.
¿Recuerdas?
El preludio, de esas pocas piezas
con que pude fundirme al instrumento
para cantar con mis dedos,
casi como hago ahora en el teclado,
el blue mood  de mi amor anhelado.

Recuerdas que junto con los Claros
de Luna pintaba la estancia
y volabas, Coneja, para instalarte en su cara.
¿Recuerdas?
Esas noches de añoranza compartida
en la región más transparente de tus ojos.
El silencio transformado en pausada melodía,
latido del alma, ola de templanza,
suave caricia sobre la piel, piano, mujer
de blanco marfil del Würlitzer.

Hoy ya no tengo ni tu mejilla
ni el blanco y negro para percutir
con el chasquido del beso
o la presión calculada del dedo.
Sólo tengo tu recuerdo y de aquel
al que la Doña etiquetó de “mujerujo”
tras su Zona Sagrada.
¿Recuerdas?
Sólo  me queda de cada una de mis musas,
la esperanza de caer entre sus brazos
por la causa necia de mi palabra y de su embrujo.

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