12 de marzo de 2013
al final de todo,
al final de tus mareas,
bendecido por tus humedades,
siendo ambos sal y arena,
entre mis brazos te amo
aun habiendo quedado
por tus fragores
amante
desfallecida.
Recorren vista y boca
tus fulgores,
es mi mano vestimenta
que acomoda la caricia,
y aún dentro de tu entraña,
esa región mía desinhibida
se recoge anhelante
de seguir con el castigo
que a tus labios escarmienta.
Tus senos trazan la senda
del arco iris de tu afán
y andando tus pezones
mi lengua coge al verbo
que conjuga nuestros corazones.
Tatuaré, vida mía, la historia
de esta mutua, deliciosa tortura
estrechando a mi cuerpo tu cuerpo,
aferrado a tu gentil cintura.
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