4 de marzo de 2013
Yaces
y haces del sueño el fundamento
de este deseo que por ti me inflama.
Tendida
plácidamente respiras los aromas
del campo de las ilusiones.
Sobre ti, traviesa, mi mirada se acomoda
con lúbrico afán de poseer
la ruta que me adentre
y lleve mis propósitos por tu figura toda
hasta saciarme con tu sensualidad
brotante en cada forma que asomas.
Duermes
y eres una con mi cama
eres dulce lecho de caricias
noche memorable, ansiedad amante;
soledad al borde que reclama
trazar sobre mí el femenino puente
hacia tus colinas, tus honduras y cañadas.
Mueres
satisfecha tras haber sido la causa
de este mutuo cansancio,
y en la fugaz muerte vives cálida en mi piel,
mientras yo desfallezco escurriendo la cera
del romance que nos ha escrito
la historia de un momento
de soledad para dos.
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