9 de diciembre de 2016
A una escultural santera y a modo de invocación a Obba
Todo poema encierra
una historia breve y más todavía,
un deseo contenido en las entrañas
de un mundo en constante formación,
ala de un solitario corazón,
el rezo a Babalawo para hacerse uno
contigo del divino amor.
Maferefún la causa que hizo posible
ese encuentro. No hay nada fortuito.
Fuiste la waní y en tus labios hallé
el más mullido rincón del orún.
Al son
al son de la marimba
de la marimba de tu costillar
mis caricias leves arrancaron
arrancaron puntual melodía,
fue más que gemido o risa
o rayo de luz del mediodía;
fue toda una canción de ibú,
murmullo de una idea
peregrina
de creer que para ambos hay ona
por donde hacer mutuo andar a la Fe.
Sin poder aislarme de tus ojos de desvelo
y su mirar Omí Dudu en cuyo reflejo me bebo,
en el único instante que desvié la vista a otra vía
me supe de ti
de pronto reo, atrapado
de ti
que te me apareces de frente, sueño, tabú;
ya me veo Okún a la playa de tu talle abrazado;
devoto de tu boca
cuyos silencios se traducen en ogun, hechicera.
Y sé que tengo edad para ser de ti… o eso quisiera…
De ti y algo más…
algo más que imagen de babá…
de ti Oke, Oko, Olo…
de tu cuerpo Arabbá…
de tu alma razón opolopo.
Así que vengo a ti con el sahumerio del poema,
incendiando verso tras verso, obirín,
no tanto para hacerte por chiché, como deseo, mía,
sino para que me vuelvas, orún temí,
santo de tu devoción, tuyo, palabra, waní.
Tu imagen la tengo clavada en la memoria
y queda cual tutu recuerdo
posibilidad de un mañana
que ya te va poniendo ante mí
cual maravilla de surefun cuerdo.
0 comments:
Publicar un comentario