(Para la Señora "X" ¿nada más?)
Hay mujeres que se nos meten
por los ojos
las hay que entran
por la piel
otras infiltran con el tacto
y al alma hacen
vibrar
cuerda del momento.
Hay mujeres que se nos introducen
por los pliegues
con aromas tan certeros
como anzuelos
con voces de montañas
palpitantes
con rumores de ríos
y humedades
nocturnos sin luna
estelas.
Hay mujeres como diana
lista y dispuesta a la saeta
rojas arenas de reloj
tiempo contenido
voluptuosidad a la mano
cadera cimbreante
roce que refrena
de lobezno hembra instinto
verde mirada de ojos oscuros
que no observan sino calculan
que no ven sino adivinan.
Hay mujeres como el viento
del vuelo aguilar
sus manos son dueñas
alma de ensueño
estola de marta sedosa
que al cuello rodea y abraza
y en haciendo deseo
abrasa.
Hay mujeres penetradas
hasta la conciencia más untuosa
hogar donde el amor cocina
los panes de la comunión convulsa
silencios, ayes, chispas
caldo de cultivo donde la huella del hombre
reproduce la ilusión, la fantasía
de un mañana.
Hay mujeres que se nos introducen
con su piel de tarde
y absorbiendo la luz de nuestras pupilas
construyen la promesa de un amanecer
una mañana y hasta nunca tal vez.
Hay mujeres que se deslizan
por la oreja
reptan musitando
y en la marcha del alarido
ensordecen a la voluntad
poseen
encantan.
Hay mujeres que nos entran
por los labios
con la forma de un nombre
y se llegan hasta la más oculta neurona
y ahí se enquistan y florecen
cuyas raíces horadan nuestra carne
cavan madriguera en un lugar
del corazón
se quedan.
Hay mujeres que llegan y se van
y en medio del ir y venir
aprietan fervorosas el instante
agotan la necesidad son
cual presentimiento de muerte augusta
repetible.
Tengo ansias de ceñir
tu cintura breve
firme
tu talle tenue,
meter mano entre las líneas del cabello
alargar
la sensación de mundo
detenido
recorrer
con la vista y la memoria
la piel de ocaso que trajiste
una tarde
lozana aun sin edad.
Habemos varones que entramos
por la boca y desde la lengua
sacamos el provecho más furtivo
que entre manos féminas crecemos
levantamos alas y soltamos
la esencia del silencio
horizonte develado.
Hay mujeres cuales hombres
y hombres cuales mujeres
lágrimas desechas en mares
temblor de labios castos
virginidad plantada en la palestra
discurso que plantea
argumento de comunión
divina voz.
Imagino entre mis manos la forma
de tu campana sinuosa
y hablándote como aquél dijera:
no cuestiones por quien tañen mis campanas
están tañendo por ti.
Hay mujeres, hay hombres
que avanzan
que retroceden
juegos de miradas
manos que se enredan
piernas que se buscan
aún tarde
pieles que se cubren
de tarde.
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