27 de enero de 2012
¡Ya estoy harto!
Harto de este tiempo sin ti
Harto de esta espera de unos ojos verdes
capaces de encender la mecha
de la ilusión.
Harto de querer como sinónimo de deseo
Harto de enhebrar palabras
incapaces de dar sentido a algo más
fuera de la nostalgia.
Harto de dar vueltas a las cosas
Harto de romperme la cabeza
Harto de poner en práctica soluciones
incapaces de resolver mi vida.
Harto de gritar al viento
Harto de dictar el eco
Harto de cerrar los ojos
Harto de abrirlos tanto y aún así
de no ver lo que tanto anhelo.
Harto de escuchar consejos
dados desde la galería
donde blanden sus sombreros
los villamelones y pendejos.
Harto, ¡ya!, ¡así estoy!
Harto de comerme mis silencios
Harto de nutrirme de tu indiferencia
Harto de recluirme en unos brazos invisibles
Harto de yacer en una cama tan vacía
tan vacía como las lágrimas que la humedecen
en esas noches hartas de sueños
de sueños hartos de pormenores
por menores que hace treinta y tantos años
volaron por causa de la inquina
ahuecaron la sangre de la sangre
con la gota del rencor y su veneno.
Estoy harto, pero harto de mí
del modo como el fastidio puede hastiar
hasta la médula
hasta el alma.
Estoy harto de poesía ingrata
Harto de miradas que carcomen la palabra
Harto de canciones de color añil
Harto de tener hambre
de tener hambre de ti, mujer.
Harto de un mundo sin políticos de veras
Harto de un mundo de veras sin políticos
Harto de injusticias
Harto de mezquindades y sevicia
Harto de pensar tanto
lo que no debía pensarse harto.
¡Cómo quisiera estar harto,
pero harto por causa de tus besos y los de Ella!
Harto por exceso de caricias, Teresa
Harto en tu amor, de hundirme en las entrañas
de esa mujer que me tienes reservada.
Harto de dormir sobre camas de dinero
nunca ahorrado
acumulado en la bóveda de la pobreza
entre avalorios de añoranza
y lingotes de esperanza.
Harto de morir en estrofas como camas
de prisiones con barrotes de palabras.
Harto de saludos de siniestra admiración
En cambio me hallo hastiado
de lo más mínimo
de tu ausencia
de mi solitaria presencia
de la casa convertida en mausoleo
donde este fantasma viviente ulula
haaaaaaaaaaarto
hartooooooooooo
con lamentos de penuria hartante
con ingravidez de espectro lacerado
por culpas fastidiosas
tanto ajenas como propias
culpas por pecados cometidos
por hartas omisiones
y por penosas decisiones
latentes unas,
otras temerarias comisiones
las tomadas con valentía
las sumadas al sacrificio de uno mismo
harto temeroso de arriesgar la idea
de quedar harto
de tanta jodida pendejada.
Sería preferible en tu boca hartarme
Mejor hartarme entre tus piernas y tus nalgas apretadas
fastidiarme
y nacer de ti de nuevo harto
hinchado
de orgullo satisfecho
y hurgarme
con las yemas de mis dedos
la firmeza dulce y láctea de tu pecho.
Empero vivo hoy harto
harto de distancia
harto de prestancia
harto de andar y no llegar al borde del camino
harto de ir con un paso adelante
y sin embargo no llegar harto lejos
y en cambio de reversa
hartar hasta el cansancio mi entereza.
Es harto sencillo: estoy harto
Harto de vivir de esta manera
Harto de no hallar del círculo la cuadratura
Harto de girar en ese mismo círculo
como bobo y necio perro tras su cola
cual voraz, fiera, bestial criatura.
Harto de morder la mano amiga
Harto de llorar
Harto de reír
Harto de pensar
Harto de escribir
Harto de llevar en estas palmas roces nunca dados
Harto de comprar sexo por encargo
Harto de regalar entrelíneas publicadas
para más pronto caer en el olvido
que de morar en esos ojos que tanto pido.
¡Ya estoy harto!
De que aplaudas lo que no comprendes
De que juzgues lo que no ahondas
Harto
Harto
Harto
Harto
Y entre tanto hartazgo
es lato amar a o tal sé
pues aún haciendo palíndromo
ato mi alma al zargazo
de una voluntad contrariada
por un destino que ya me va dejando harto.
Convertido en convidado de piedra
de una existencia solipsista
me entiendo harto
en un hastío que crece y se enreda
harto cual hiedra
que no acaba cuando aún no empieza
y por ello me hace sentir
extraviado y sin pista
de la razón porque estoy tanto y tan harto
harto
harto
¡harto!
harto y tanto como el modo que quisiera
sentirte harto a mi lado
tocarte harto
con esta piel mía
la que aún no reparto.
vivirte harto y tanto
hasta saberme en ti harto.
Dime, de qué otra manera podría
titular al poema
cuando estoy harto
harto de morir en vida cada aniversario
harto de vivir muriendo cada fecha de cumpleaños.
harto de alquilar barato mis talentos
de ceder a los caprichos irredentos
de patrones insufribles y cartabones comerciales.
Harto de ser sin ser
Harto de Ser sin SER
Harto de sincerar
el alma incomprendida
de insistir en mantener
la vela encendida harto
Harto de mi vida
d'esta vida que ya sin ti no es más
sino hartura
de pervivir
en un aquí y un ahora
con una cuenta de minutos
hartos de taladrar
de horadar harto
a la necedad que tortura
a la cordura que quisiera harto
ser la punzante herramienta
que a tu sensualidad perfora.
Sí, estoy harto harto
del sinsabor de tu ausencia
de la falta de una tersa y pálida
vagina que no ofrezca resistencia.
Harto de llorar en seco
Harto de reír con un diluvio bajo el ceño.
Pero de algo nunca me hartaré
y eso es de lo que me hartaste
cada día
con tu voz
con tu sonrisa
con tus "te amo" que dejaste
en cada palmo del espacio
en cada giro del reloj de tu presencia.
Nunca me hartaré de la que venga
y viniendo sobre mí harto
consiga que mi amor en ella al fin
harto
harto se detenga.
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