7 de abril de 2013
Disfruto de tenerte ante mí
sentada entre rodados cantos,
siendo tu misma
playa,
tersa arena,
tus redondos pechos rocas,
tu breve cintura la ribera
donde mi mirada, sol,
asoma cual caricia tenue,
tímida solicitud
para vagar entre tus costas,
ir hasta el estero
de tus sureños labios,
anclar en el muelle de tu boca.
Disfruto que me mires
con esa verde mirada que provoca,
que me invites con susurro de putilla
a acercarme
cautelosamente
a tu cuevecilla,
a tomar tu mano delicada,
besar tu cuello con el sigilo del viento,
encender tu piel anhelada
la que apenas con mi vista rozo
y con mis versos
a besos coso.
Eso, amor, no miento,
es razón que explica
por qué, cielo, en ti hallo mi gozo
de tenerte así, siendo isla,
esperanza a la que mi afán deriva.
Disfruto vencer tu resistencia
abrirme paso letra por letra
con mi lengua
por entre tus piernas,
erosionar tu superficie,
penetrarte entre mareas,
devastar tu cuerpo cual si mar
embravecido en su violento amar,
envolviendo tu sensual escollo;
romper el seductor dique
de tu femenina indiferencia.
con esa verde mirada que provoca,
que me invites con susurro de putilla
a acercarme
cautelosamente
a tu cuevecilla,
a tomar tu mano delicada,
besar tu cuello con el sigilo del viento,
encender tu piel anhelada
la que apenas con mi vista rozo
y con mis versos
a besos coso.
Eso, amor, no miento,
es razón que explica
por qué, cielo, en ti hallo mi gozo
de tenerte así, siendo isla,
esperanza a la que mi afán deriva.
Disfruto vencer tu resistencia
abrirme paso letra por letra
con mi lengua
por entre tus piernas,
erosionar tu superficie,
penetrarte entre mareas,
devastar tu cuerpo cual si mar
embravecido en su violento amar,
envolviendo tu sensual escollo;
romper el seductor dique
de tu femenina indiferencia.
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