28 de marzo de 2015
Anda mi boca por tu camino de estrellas,
siguiendo de tus ansias
y de mi soledad las huellas.
Desde lo alto de tus afanes, cielo,
me rodea tu gélido aliento,
murmura caricias a mi oído
incitando a mi carne a arder;
luego, travieso, se oculta en la enramada,
sacude insistente a los cipreses
musitando fantasías contrarias a mis preces
y todo con la intención de hacer de mí su querer.
Es frío beso entonces que se cuela
siendo verbo entre mis sellados labios.
En un costado del sendero,
una pareja.
Él lleva sus manos con deseo furtivo
por debajo del abrigo,
y afianzando las posaderas
acerca hacia sí el calor de ella.
Es amor un viento que hiela,
pretexto por el que mi luna
mujer bella riela.
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