31 de diciembre de 2015
Cuando sea medianoche, me encerraré en tus verdes ojos;
seré en ellos año nuevo, vieja lágrima embriagante.
Llevaré a mi boca tus dulces pezones de uva amante;
contaré la docena de caricias con que saciarás tus labios rojos.
Cuando sea medianoche y resuenen en tu mirar las horas,
me adentraré en tus sensuales ansias con toda mi entereza.
Tañiré campanas contra tu cuerpo campanario con certeza
de estar preñando la rosa que, apenas el deseo te toca, roras.
A medianoche este soneto dará paso al nuevo día.
Mi lengua recorrerá en tu vulva la línea de mi destino
y antes del amanecer el año entrante te verá siendo mía.
A medianoche escanciaré en tu ombligo el vino.
Danzaré atado a la copa de tu talle. Dejaré que seas mi guía
y me envuelvas poco a poco con tu suave piel de lino.
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