5-7 de julio de 2016
con modificaciones al 3 de mayo de 2017
con modificaciones al 3 de mayo de 2017
Una satisfecha sonrisa, sutil,
remata con trazo de realista pincel
su retrato. Mira más allá del dintel.
Cálido, el solo acaricia su perfil.
Una idea, tal vez un recuerdo gentil,
asoma tierno, deslizando por su piel.
Atrapada queda en el reflejo aquel:
rasgo de luz, sapiencia senil.
En el salón de la belleza
todo es tiempo, pausa, ocasión;
palabras que peinan certeza.
Mañana que asoma al corazón.
Calma, solo calma y no pereza.
Moderna Gioconda en el cuadro de mi razón.P.D. (3 de mayo de 2017):
Hay quien cree que la poesía y en general la literatura es un quehacer no nada más inútil sino fijo. Pero, en realidad se trata de una de las formas de expresión humana más dinámicas y en constante evolución, siempre cambiante aun a pesar o precisamente a causa de su aparente inmovilidad.
Son el lector y el tiempo, las generaciones, los que hacen posible que los significados de ayer no sean los mismos de hoy.
El diccionario está pletórico de ejemplos de cómo una palabra va transformando con el paso del tiempo la manera como los seres humanos y las distintas culturas comprendemos en cada época, situación o circunstancia una misma cosa, la que a veces nos la explicamos, definimos, describimos de un modo y, en otras, apelamos ya al capricho de nuestra voluntad o al de la naturaleza misma para decir algo nuevo con el viejo dicho y, simultáneamente, remembrar en el dicho nuevo la esencia del viejo dicho.
La primera versión de este poema la escribí con estructura de soneto y la incluí en mi poemario Poemas con Rostro. Tiempo después me pareció más adecuado imprimir mayor fuerza al significado de las imágenes implícitas; así que, enseguida anoto la segunda versión con estructura de verso libre.
Ya tú dirás, amable y avezado lector que en al vuelo pescas y comprendes las diferencias más sutiles cuál versión prefieres.
Hay quien cree que la poesía y en general la literatura es un quehacer no nada más inútil sino fijo. Pero, en realidad se trata de una de las formas de expresión humana más dinámicas y en constante evolución, siempre cambiante aun a pesar o precisamente a causa de su aparente inmovilidad.
Son el lector y el tiempo, las generaciones, los que hacen posible que los significados de ayer no sean los mismos de hoy.
El diccionario está pletórico de ejemplos de cómo una palabra va transformando con el paso del tiempo la manera como los seres humanos y las distintas culturas comprendemos en cada época, situación o circunstancia una misma cosa, la que a veces nos la explicamos, definimos, describimos de un modo y, en otras, apelamos ya al capricho de nuestra voluntad o al de la naturaleza misma para decir algo nuevo con el viejo dicho y, simultáneamente, remembrar en el dicho nuevo la esencia del viejo dicho.
La primera versión de este poema la escribí con estructura de soneto y la incluí en mi poemario Poemas con Rostro. Tiempo después me pareció más adecuado imprimir mayor fuerza al significado de las imágenes implícitas; así que, enseguida anoto la segunda versión con estructura de verso libre.
Ya tú dirás, amable y avezado lector que en al vuelo pescas y comprendes las diferencias más sutiles cuál versión prefieres.
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Una satisfecha sonrisa
sutil
remata
con trazo de realista pincel
su retrato. Mira. Más
allá del dintel.
Cálido, el sol. Acaricia
su perfil.
Una idea
tal vez un recuerdo
gentil
asoma
tierno
deslizando por su piel.
Atrapada
queda
en el reflejo
aquel: rasgo de luz,
sapiencia senil.
En el salón
de la belleza todo es
tiempo, pausa, ocasión,
palabras que peinan
certeza.
Mañana que asoma al corazón.
Calma, solo
calma y no pereza.
Gioconda moderna
en el cuadro da de mí razón.
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