9 de octubre de 2017
Algo debo de tener de felino,
pues con frecuencia me descubro
agazapado en tu mirada, como brillo;
a veces sigiloso soy palpitación,
ardiente afán reptando firme por tu seno,
al acecho de esos deseos tuyos
paciendo en lo bajo de tu vientre
y mis besos cazadores se deslizan
arañando apenas la pradera en torno a tu ombligo;
paso a paso, predador, voy
tras tus sedientas ansias
y, en llegando a la orilla de tus labios,
con certero golpe mi lengua logra darte
con mi palabra el sensual, mortal zarpazo.
Algo debo tener de felino,
pues ya ahora, en mi verbo,
yo te degusto. Entre mis dedos
el mortífero instrumento yo sostengo
y, así, tan pronto como en un suspiro,
en tu boca, cera por tu ardor derretida,
gota a gota, con sabor de tiempo yo me vengo.
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