20 de junio de 2017
Ese indicio que apunta,
dirige mi vista sin duda
allende el horizonte, a lontananza;
es deseo que se encarna,
anhelo al que se arraiga mi esperanza,
a la que mi afán marino
cual suave brisa se abraza.
Esa ardiente flecha me señala
el camino por el cual se alejan
los temores y los males
y por donde pueden arribar
hasta el muelle de tus labios
estos versos navíos fantasmales
hasta hoy navegando a la deriva
en busca del puente de tu alma.
Ese faro cuya sola vista abrasa
lanza hacia mí la cadena
de circunstancias con que atoa
a estas letras con que mi memoria barca
riela sobre tus mareas
rumbo a esa playa en tus orillas,
donde mi interés náufrago encalló apenas
en cuanto supo cuánto te ama.
Esa rama, esa pierna levantada
fue noticia otrora y del escándalo objeto de mirada.
Hoy es, en mis poéticos amares,
ancla que me fija en tu profundidad
de santa diosa oceánica.
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