3 de mayo de 2017
Este espacio en donde reposan las letras,
escritorio de mis afanes y deseos
frecuentemente es cementerio
de esas ideas otrora anotadas al vuelo.
El polvo se acumula en la superficie
emparentando de ese modo con el olvido.
Rasgo ese y est’otro papeles cortando
con saña las palabras que ya son más disgusto.
Y al soneto traigo, en cambio, la mortaja,
la verbal y enunciativa morralla
con la cual pagar mi viaje al gondolero.
Voy camino a la locura de este amarte por entero.
Vengo desde la tierra donde las ideas fenecen
apenas, muy apenas las acaricia con sutileza el tiempo.
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