¡Vamos, Martha, toma este regalo
que hasta tus ojos he traído
en la forma de un poema enamorado!
Haz con él lo que te plazca,
mas si aceptas sugerencia,
yo te digo, mi alma, que transformes
esta métrica y silabario
en un fino y útil accesorio
de tu ánima y tu cuerpo.
Que este poema lo he pensado
para ser de mi devoción el emisario,
para ir de la mano de tus labios,
enchido de miradas de tus ojos
cual perfecto bolso de mujer.
Haz de mi silencio en verso
tu talega y mete en ella,
corazón de mis anhelos,
cada palabra como gema
que aquí pulo, corto y abrillanto
para ser lucida
ya pendiendo de tu oreja,
ya rodeando tu garganta
con mi voz de admirador
único y total de tu hermosura.
Pero cuida mucho este peculio
de verbos y adjetivos y arrumacos,
que si otro sabe su valor
de seguro la envidia hará su celo
y querrá violento el contertulio
anular nuestro contrato,
este que con solo leerme
ya has firmado y convenido
y me obliga en obediencia
a surtirte de estas joyas
con denuedo y tal frecuencia,
que no falte a tu vano ego
el calculado interés
por el rubí de mi mirada,
la esmeralda de mi espera
el lapislázuli de nuestra estrella
ni el ojo de gato vigilante
de mis contenidos afanes.
Con solo leer este artificio
ya has firmado y convenido
obligarte con mi letra,
entregarte a mi poesía
en depósito de un mañana
cuando cada acento, coma;
cuando cada vocal, consonante,
vengan al punto y digan,
como yo ahora,
el beneficio,
el afecto en mí por ti
y a pesar tuyo generado.
Guarda esta talega
en tu seno; déjame
a través de ella arrullar
mi ilusión
ser motivo, causa,
tu tesoro sublime
efecto pertinaz
palpitación.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada
(
Atom
)
0 comments:
Publicar un comentario