31 de marzo de 2012
Mira mira,
mi morena ya llegó a los tendidos.
¿Cómo se llamará esa chicuela?
¡Tanto y tanto me gusta pa'ser Manuela!
Mira mira,
mi morena ya se acomoda los cojines.
¡Cómo agradece el piropo!
¡Tanto y tanto con la mirada la arropo!
Silvia Cornejo |
Oye oye,
ya voltea pa'cá y saluda.
¡Cómo no soy matador!
¡Y yo aquí con mi estoque de amor!
Mira oye a la caprichuda.
¡Cómo goza cada giro,
cada capotazo de lengua que tiro!
¡Cómo no soy picador!
Con mi lanza bien cargada
en ristre y yo seguro
en la monta, duro
a la bestia cogería.
En buena lid, mi alma
su razón, ah, conquistaría
con capote y tizona en mano.
Si se ve que es algo vana,
de derecha buen recorte tiene,
pecho sano,
y largas piernas.
¡Por verónicas! ¡Olé!; ¡Mare mía!
¡Mi coleta tome y guárdela, gitana!
¡Atrape esta montera y, vida, despene
pues pecado somos ya entre arenas!
Mira mira,
¡cómo embiste!
Si por sus caderas, ay, mi ser persiste.
¡Seré novillo!
Que esa linda ternera
tiene precisión y garbo
en el paseillo,
es claro;
y ocaso y ya puesta
contra las tablas, al prenderla
de las banderillas es torera
de las que arrancan girones, rabo,
vítores, suspiros. ¡Nomás verla!
Silvia Cornejo |
En fin, que me gustaba
con todas sus luces,
para entrarla con enjundia;
hasta el fondo la estocada
entera la ajustaba.
Pero menos que una mirada
y un leve temblor de sus labios
ganaron de mi corazón el indulto.
Ahora suyo, entre sus manos
enardece a este ardiente
poeta semental estulto.
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