A Maria Angle Dias y Mariana, más que seductoras y provocativas imágenes.
11 de marzo de 2012
Ya estoy lista, dices.
Y te veo.
Te tengo tan cerca,
tan lejos a la vez.
Tabú.
Y me acerco
con sigilo,
temeroso,
amoroso.
Ayer yo fui el gato,
tú hiciste del pez.
Tu humedad marítima
me atrajo
hasta tu orilla. Ansioso
metí mano
a la pecera de tu existencia
una y otra y otra y otra vez.
Cada intento
por tomarte,
por extraer del mar
de inconsistencias
tu escurridizo cuerpo
y asirlo,
fuertemente asirlo,
y abrasarlo en la hoguera
de mi creciente deseo;
cada intento
de arponear
topaba
con tus labios tiernos,
resbalando
por tu cintura distraído,
atando
mi corazón a tu pecho de portento.
Apacible, retadora estás
suspendida sobre el lecho
del estanque del encuentro.
Te atrapo al fin,
das vuelta,
me caes encima,
nos revolcamos,
nuestras pieles hacen olas,
nos transportan,
dejamos de ser islas
de un olvidado archipiélago.
Te vuelves continente,
me insertas en el triángulo
de tus Bermudas,
me haces tuyo,
tu península;
te hago mía,
toda mía,
me cazas,
te pesco,
aleteas,
vuelas,
vuelo,
prodigas,
propicias,
aullo.
Es mutua entrega.
El que ayer fue lobo,
ya no es.
Quien hoy guerrero osa
transformar el tiempo,
paseando versos por tu boca,
juega en tus corrientes cual pez
en cuya carne encajas
tus susurros y tus ayes.
Ah, disemino besos,
cubriendo de amor tu tez
para que calles.
Invertimos papeles:
felina arañas, rasguñas,
ronroneas, maullas,
mientras yo, indefenso,
nado sobre tus crestas,
me oculto en la caverna,
bajo la cascada de tremores.
Tu mirada verde tótem
hace de su luz sutil súplica,
y me vulnera,
conmina a mi voluntad
a conquistar territorio.
Yo me adentro
en tu vulnerable centro.
Tu gobierno tumbo.
Exploro tus montañas.
Contenido entre tus piernas fauces,
me envuelvo con la bruma de tu aroma,
para que rendido así me causes
el mal que es bien
porque sucumbo.
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