6 de febrero de 2015
A veces pienso...
Quisiera ser adicto a ti,
que fueras mi droga prohibida,
el motivo por el cual perderme
en el bajo delirio que destilas entre tus piernas.
Querría que fueras el dealer de mis besos y caricias,
surtirme de tus labios,
absorber la raya entre tus piernas.
A veces pienso...
entre tus piernas,
lo que significa abandonarse al embriagante elixir
que bebo a pico oculto entre ellas.
Entonces pienso no inyectarme
en mi heroína,
pero el pensamiento es tan lento...
Al cabo de mis manos sobrevolar tus senos
acabo dibujando ríos de leche,
oníricas constelaciones
sobre tu desierto cuerpo y Nazca
sea quizá la extensión de la ilusión
que ocasiona a mi voluntad tu verde mirada.
A veces pienso el pienso entre tus piernas,
nutrirme paciendo en tu podado pubis,
tus manos presionando mi boca
contra tu pudicia, deseosa de vaciarte la humedad
para luego llenarte con mi lúbrica ansiedad.
Pero... a veces pienso que solo puedo pensarte
pensamiento en mi pensamiento,
anhelo en el cual adentrarme siendo anhelo,
furtiva idea caníbal capaz de deglutir mi carne
con esa rara y desdentada boca tuya
tras la cual me hallo
fabril matriz donde obrarte
futuros pensamientos.
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