4 de abril de 2015
Quién se va y quién se queda.Quién viene y va
¡Quién vive?
El estribillo de los días resuena en cada despertar.
El estribillo de las noches se cuela entre los sueños
y desde ahí musita las dudas y los temores
de aquel que ya no quisiera amanecer más.
Tengo los años en las manos.
El tiempo es polvo y serrín de un telar improvisado.
Tengo la luz entre mis ojos.
Hay colores ay vaporosos
esos que ascienden para entintar la tardes
con los ocres y los rosas y los púrpuras
que tanto me remiten a un viernes santo
tras el que, apenas llegado el sábado,
con gloria lavaron mis lúbricos pecados.
Conozco un hombre que no conozco.
Lo he visto sin que me mire
asomado al espejo de mis olvidos.
Me ha dicho que estoy hecho de memorias,
que cada poro en mí respira leyendas,
que cada vello se eriza en cuanto presiente la ausencia
y gusta de mentirme diciéndome historias
donde el mañana se vuelve ayer
y las dunas son verdes ojos secos
de tanto llorar bajo la sombra de sus tiendas.
Quizá mañana domingo resucite de entre los vivos
y entonces me vuelva muerto caminante entre los caídos.
Yo no lo sé. Empero quiero que comprendas:
Sí, estoy hecho de memorias,
sobre mi desértica ansiedad repta el viento;
Que no hay cinco ni seis sentidos en el cuerpo,
sino solo dos y estos son
el tacto y la intuición.
Que los otros quedan en simple variante
del primero, tantito más, tantito menos perezosos
ante las caricias de la amante.
Que lo común del sentido común es su extraordinaria necedad
por hacernos creer que todos podemos ser en algo iguales,
cuando la naturaleza se ha encargado de suyo y con antelación
de hacernos notar el yerro de nuestra sinrazón.
Que la rima se hizo para ayudar al recuerdo
y el verso libre está encadenado a la voz del cuerdo.
Estoy hecho de memorias:
soy ella y él, mucho más que en mis genes.
Soy herencia desheredada. Entrega nunca dada. Amante sin amada.
Triple rima loca que se desenvuelve en el silencio sin motivo y alineada
para atraer la atención de lo que es nunca y de lo que es Nada.
Quien se va y quien se queda
en medio de las entrelíneas de este poema
es quien va y viene
¡quién vive?
pulsando el estribillo que dio al existir su tema.
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