Muerte que rozas mis ansias
en la víspera del fin de mi poesía,
me dices querer hacerte mía
y me sonríes y mi vida escancias.
Muerte, a tu frío ardor deberé gracias
cuando, llegado el aciago día,
tengas a bien adentrarme en tu vía
y fundir tus huesos con mis carnes lacias.
Muerte, acepta estas rosas,
perdona a este pobre diablo
que hoy descansa bajo las losas
de tu verde mirar, santo retablo,
donde al amar me hundí con prosas
para renacer verso cual el que hoy hablo.
0 comments:
Publicar un comentario